¡Increíble! La trama que has propuesto es muy rica en emociones y tiene un gran potencial para desarrollarse. A continuación, te dejo un borrador de la historia basado en tu idea, con algunos detalles adicionales para hacerla más vibrante y cautivadora: Kazım se quedó de pie, mirando fijamente a Halis. Las confesiones de este hombre fueron como puñales clavándose directamente en su corazón. Todo en lo que había creído, todos los valores que había seguido se derrumbaron de golpe. La sensación de traición, de haber sido engañado, lo volvió loco. Una decisión irreversible: el último adiós de la familia Korhan
“¡Me has mentido!” Kazım rugió, su voz rasposa llena de furia y rabia. Su ira era como un volcán a punto de entrar en erupción. La sensación de ser engañado y traicionado lo estaba consumiendo. Su decisión fue tajante: llevaría a Seyran y Suna lejos, sin importar las consecuencias. Se dio la vuelta y miró a Seyran y Suna, las chicas que siempre consideró su familia. En sus ojos no había más que confusión y miedo, pero para Kazım ya no había espacio para el perdón. Su decisión estaba tomada: Seyran y Suna ya no formarían parte de la familia Korhan.
“Vamos”, dijo Kazım con voz fría y decidida. Nada haría cambiar su decisión. Aunque tuviera que romper todas las relaciones, nunca daría marcha atrás. Seyran se apresuró a acercarse, pero cuando intentó tomar su mano, un fuerte golpe la hizo retroceder. “¡No lo entiendes!” gritó él, levantando la mano y abofeteándola. Suna gritó, pero Kazım ya no escuchaba nada.
Gülgün, que había visto el cambio aterrador en los ojos de su esposo, corrió hacia ella, tratando de intervenir. Pero Kazım la apartó fríamente y advirtió: “No me hagas hacerle daño a una mujer.” Seyran se desplomó. No podía creer que el hombre a quien siempre había respetado pudiera ser tan cruel. Las lágrimas brotaron sin cesar, mientras intentaba explicar, pero Kazım ya no quería escuchar. Ordenó a los sirvientes que recogieran sus cosas, preparando el viaje.
Suna, la pequeña, se quedó en un rincón observando, aterrada. No comprendía por qué su familia había caído en tal caos. Intentó agarrar la mano de su madre, pero Seyran solo pudo abrazar a su hija, las lágrimas cayendo sin cesar. Cuando las tres mujeres salieron de la mansión, parecía que dejaban atrás una vida que pensaban que duraría para siempre. Seyran miró la casa por última vez, donde se guardaban tantos recuerdos, tanto buenos como malos. No sabía qué les depararía el futuro, pero sabía que sus vidas nunca serían las mismas.