La habitación cayó en un silencio profundo después de que Halis echara a sus dos hijos de la casa. Orhan e Ifakat vagaban por el vasto jardín, cada uno sumido en sus propios pensamientos. Orhan sentía que había fracasado por completo. No solo no había podido proteger el honor de la familia, sino que también había enfurecido a su padre. Ifakat, por su parte, estaba preocupada por Ferit, sin saber dónde estaba su hijo ni si estaba a salvo. Mientras tanto, Ferit deambulaba sin rumbo por las calles de Estambul. Se sentía perdido y solo. La bofetada de su padre lo había herido profundamente. No sabía qué hacer ni adónde ir.
En un pequeño café, Ferit se encontró casualmente con un viejo amigo, Cemal. Cemal era un chico inteligente y talentoso, pero su vida era bastante complicada. Cemal había ayudado mucho a Ferit en el pasado, y ahora, una vez más, le abrió los brazos para acogerlo. Cemal llevó a Ferit a su casa. Allí, Cemal cuidó de él con esmero. Juntos compartieron las dificultades y tristezas de la vida. Ferit sintió que ya no estaba solo.Mientras tanto, Halis se sentía cada vez más solo y angustiado. Se arrepentía de haber sido tan estricto con sus hijos. Se dio cuenta de que la familia era lo único a lo que realmente debía regresar. Un día, Orhan decidió buscar a Ferit. Se dio cuenta de que debía hacer las paces con su padre y su hermano. Fue a la casa de Cemal y le pidió disculpas a Ferit. Al principio, Ferit aún estaba enojado con él, pero finalmente lo perdonó.
Toda la familia regresó a su hogar. Se sentaron juntos, compartiendo sus emociones y sentimientos. Halis pidió perdón a sus hijos por haber sido tan impetuoso. Orhan y Ferit también pidieron disculpas a su padre por haberlo preocupado. A partir de ese momento, la familia de Halis comenzó una nueva vida. Aprendieron a amarse y comprenderse más. Juntos superaron las dificultades y construyeron un futuro brillante.