Pelin estaba allí, la luz tenue del café cubría su rostro con una capa de tristeza. Miraba por la ventana, la calle bulliciosa, pero en su interior, todo estaba en silencio. A su lado había un hombre que contaba una historia graciosa, pero Pelin no sonreía. Solo quería que todo terminara pronto. Ferit apareció en la puerta, su mirada buscaba a Pelin. Al verla sentada junto a otro hombre, su corazón se apretó. Caminó rápidamente hacia ellos, la preocupación claramente visible en su rostro. “Pelin,” llamó su nombre, su voz ronca. Pelin levantó la cabeza y lo miró con frialdad. Ya se había preparado para este encuentro. “Ferit,” respondió, su voz calma y serena. “Hace mucho que no te veía.”
Ferit quería decir tantas cosas, pero las palabras se le atoraban en la garganta. “Pelin, no puedo olvidarte. ¿Lo sabes?” dijo, su voz cansada. Pelin solo sonrió débilmente. “¿Quieres que te espere toda la vida? Fuiste tú quien me dijo que me fuera, que te olvidara, ¿y ahora quieres que vuelva?” Las palabras de Pelin fueron como un cuchillo afilado, clavándose en el corazón de Ferit. Sabía que tenía razón. Fue él quien la empujó fuera de su vida. Ferit miró de nuevo a Seyran, que estaba sola en una esquina del café, su mirada llena de desilusión y dolor. “¿Qué has hecho, Ferit? ¿Por qué no puedes dejar que el pasado descanse?” le preguntó, su voz temblorosa. Ferit no respondió. Se sentía como un criminal. Había herido tanto a Pelin como a Seyran. No había sabido valorar lo que tenía.
Cuando salió del café, Ferit se sintió vacío y solo. Caminaba sin rumbo por la calle, su mente desordenada. No sabía qué hacer para corregir sus errores. Los días siguientes, Ferit vivió en arrepentimiento y angustia. Intentó ponerse en contacto con Pelin, pero ella no quería verlo. Seyran también comenzó a alejarse de él. Se dio cuenta de que había perdido todo lo que más quería. Ferit entendió que debía cambiar. Tenía que aprender a dejar ir el pasado y vivir en el presente. Debía valorar a las personas que lo querían y no permitir que sufrieran por él. Sin embargo, el camino por delante era largo y lleno de obstáculos. Ferit sabía que recuperar la confianza de Pelin y Seyran no sería fácil. Pero haría todo lo posible para lograrlo. Porque entendía que ellos eran lo único que le quedaba.