Las pequeñas campanas sonaron cuando Seyran cruzó el umbral de la tienda. Se sintió como si estuviera en un mundo de magia, rodeada de los colores brillantes de la Navidad. Seyran eligió cuidadosamente cada adorno, con las manos temblorosas por la emoción. Era la primera vez que realmente tocaba la felicidad que siempre le había sido negada.
Ferit estaba en un rincón, observando a Seyran con una mirada suave. Nunca la había visto tan feliz. Cuando la canción “Senden Yoksun” empezó a sonar, se quedó en silencio. “No dejes que las trampas se desmoronen en lugares antiguos.” Las palabras de la canción le advirtieron: el pasado podría destruirlo todo si no era lo suficientemente fuerte para proteger este amor.
Cuando Seyran levantó una estrella brillante, se giró hacia Ferit, con los ojos llenos de alegría. “Ferit, ¿crees que esto quedaría bien en el árbol de Navidad?” La simple pregunta lo hizo sentir cálido. Ferit se acercó, tomando su mano. “No solo queda bien, es la estrella más hermosa,” dijo con voz suave. Entre las luces brillantes y la música suave, Ferit hizo una promesa en su corazón: haría todo lo posible para mantener a Seyran cerca, para que la distancia entre ellos desapareciera, y para que su amor siempre brillara como la estrella en sus manos.