Ferit estaba frente al control de seguridad, con las manos temblorosas. Recordaba cada momento en la casa, donde la presión lo había ahogado. Pero los recuerdos de Seyran defendiéndolo de las críticas de la familia lo hicieron detenerse. Ferit llamó a Seyran, esperando que ella viniera al aeropuerto una última vez. Cuando Seyran apareció, Ferit la miró y le dijo: “No puedo quedarme aquí si todo no cambia.”
Seyran respondió: “Entonces cambia conmigo. No te vayas solo.” Esas palabras hicieron que Ferit dudara, pero también le dieron esperanza. Miró a Seyran, a sus ojos llenos de determinación, y se dio cuenta de que no podía rendirse. Dio media vuelta, caminó hacia ella y dijo: “Me quedaré.” Seyran sonrió aliviada. Sabía que su lucha no había terminado, pero también sabía que juntos enfrentarían todas las dificultades.
Ferit y Seyran regresaron a su casa, comenzando una nueva vida. Juntos enfrentaron desafíos, superaron dificultades. Aprendieron a escucharse y entenderse más, a amarse y valorarse más. Un día, Ferit y Seyran decidieron casarse. Organizaron una boda sencilla pero llena de amor. Familiares y amigos asistieron, dándoles su bendición. Ferit y Seyran se miraron, sintiendo el calor y la felicidad inundando sus corazones. Sabían que la vida no era un sueño color de rosa, pero también sabían que se tenían el uno al otro, y eso era todo lo que necesitaban.