Halis se sentó en la silla, sus manos temblorosas abrazando su rostro. La rabia que había sentido momentos antes había agotado todas sus fuerzas, dejándole un vacío frío en el corazón. Miró alrededor de la habitación, los objetos familiares de repente parecían extraños, como un recordatorio de la ruptura de su familia. Orhan e Ifakat salieron de la habitación, con el corazón pesado. Caminaron por el largo pasillo, cada paso parecía una puñalada en el corazón. Orhan miró a Ifakat, sus miradas se cruzaron, llenas de sufrimiento e impotencia. Habían intentado todo para mantener la familia unida, pero todo había caído en pedazos.

Mientras tanto, Ferit vagaba solo por una ciudad desconocida. Había huido de casa después de una gran discusión con su padre, llevando consigo tristeza y rabia. Ferit no sabía cuán preocupada estaba su familia por él. Solo quería estar solo, para reflexionar sobre lo que había sucedido. Los días siguientes, la tensión llenaba la casa de Halis. No comía ni dormía, solo se sentaba en su habitación, sumido en recuerdos dolorosos. Ifakat trataba de consolarlo, pero sus palabras eran inútiles. Orhan caminaba sin rumbo, buscando pistas sobre el paradero de su hermano.  Una noche, cuando la oscuridad caía, Halis se sentó junto a la ventana, mirando el vasto vacío. De repente, se dio cuenta de que había sido demasiado rígido, demasiado severo con sus hijos. No los había escuchado, no entendía por lo que estaban pasando. Su corazón se llenó de arrepentimiento.

Justo en ese momento, el timbre de la puerta sonó. Halis se levantó lentamente y caminó hacia la puerta. Frente a él estaba Orhan, con un rostro cansado, pero sus ojos brillaban. A su lado, un joven con el rostro parecido al de Orhan. Era Ferit. Halis miró a Ferit, su corazón parecía derretirse. Corrió hacia él y lo abrazó con fuerza, las lágrimas cayendo por sus mejillas. Ferit también lo abrazó con fuerza, sintiendo el calor que tanto había anhelado. En ese momento, todo el sufrimiento, toda la rabia, desaparecieron. Su familia se había encontrado de nuevo, y sabían que juntos superarían cualquier dificultad.