La decisión de Seyran no solo fue un rechazo a Ferit, sino también una afirmación firme de que ya no dejaría que nadie controlara su vida. Al regresar a la casa de sus padres, comenzó a construir una nueva vida. Seyran se inscribió en un curso de negocios y comenzó a buscar trabajo, decidida a independizarse de la familia Korhan y de su propio padre, quien siempre la había considerado una mercancía para intercambiar. Mientras tanto, Ferit no podía soportar el vacío que Seyran había dejado. Comenzó a cambiar, a alejarse de Pelin y a tratar de demostrar que podía ser el marido que Seyran merecía. Participó en actividades benéficas, ayudando a los más necesitados, con la esperanza de que Seyran viera su cambio.
Un día, Ferit apareció frente a la ventana del aula de Seyran. Se quedó quieto, observándola desde afuera, sin atreverse a acercarse. Seyran, sintiendo su mirada, lo miró de reojo, pero no dijo nada. Volvió a su lección, dejando a Ferit allí, con una pregunta en su corazón: ¿Tendría alguna oportunidad de corregir sus errores? Aunque cada uno ahora seguía su propio camino, el destino parecía dejar una puerta abierta para ambos. En un encuentro fortuito, Seyran y Ferit se reencontraron en un evento benéfico. Ambos participaron en un proyecto para ayudar a niños pobres, y durante el trabajo conjunto, empezaron a entenderse mejor. Ferit demostró su sinceridad, y Seyran comenzó a sentirse conmovida por el cambio en él.
Sin embargo, el camino de regreso no sería fácil. Las familias de ambos se oponían a esta relación, especialmente el padre de Seyran, quien no quería que su hija volviera con quien la había lastimado. Seyran y Ferit enfrentaron muchas presiones de la familia, amigos y la sociedad. Se habían amado profundamente, pero las heridas seguían ahí. ¿Podrán superar todo eso para estar juntos?