Ferit estaba de pie frente a la puerta del aeropuerto, con el equipaje listo, su corazón pesado. Había decidido irse, dejar todo atrás. Pero entonces, apareció Seyran, con los ojos brillantes llenos de esperanza y tristeza. Se acercó a él, y en un momento, sus labios se tocaron. Ese beso, suave pero apasionado, despertó recuerdos hermosos en el corazón de Ferit. Recordó los días felices junto a Seyran, las dulces promesas y los sueños compartidos. Pero la razón lo trajo de vuelta a la realidad. Recordó las heridas que había causado a Seyran, las palabras amargas y sus acciones egoístas.
“Este beso no puede cambiarlo todo”, dijo Ferit, con voz fría. Seyran no se desanimó, lo miró fijamente a los ojos y dijo: “Sé que estás herido, pero también sabes que no podemos dejar que esto termine así. Nos amamos mucho, y creo que nuestro amor es lo suficientemente fuerte como para superar cualquier dificultad.” Las palabras de Seyran tocaron el corazón de Ferit. Sabía que ella tenía razón. Aún amaba a Seyran, pero el orgullo y el miedo al fracaso lo habían convertido en un cobarde. Mientras tanto, Seyran siempre estuvo a su lado, esperando a que él regresara.
El altavoz sonó, anunciando que el vuelo estaba por partir. Ferit permaneció inmóvil, sin saber qué hacer. Una parte de él quería irse, dejar todo atrás. Pero otra parte deseaba estar junto a Seyran, tomar su mano y construir juntos un nuevo futuro. Justo en ese momento, Seyran se acercó, lo abrazó con fuerza. Susurró en su oído: “Siempre te esperaré.” Esas palabras despertaron el amor profundo en el corazón de Ferit. Se dio la vuelta, abrazó a Seyran con fuerza y juntos caminaron lejos del aeropuerto.