Jesús salió de la oficina de Patricia Lambert cuando apareció el amanecer. Una larga noche había pasado, habían negociado, discutido e incluso enfrentado. Aunque en apariencia parecía ser firme, Jesús sentía en lo más profundo de su ser cansancio y confusión. Patricia, con su belleza aguda y mente brillante, siempre mantenía una cierta distancia con él. La última sonrisa enigmática que ella le dedicó hizo que Jesús se preguntara si ella estaba ocultando algo.
Mientras tanto, Andrés luchaba con emociones desordenadas. No podía creer que hubiera traicionado a Begoña de esa manera. La sensación de culpa lo atormentaba minuto a minuto. Sabía que había herido a la mujer que amaba profundamente. Cuanto más pensaba en enfrentar a Begoña, más miedo sentía.
Joaquín y Miriam, tras el beso inesperado de la noche anterior, trataban de trabajar como si nada hubiera pasado. Sin embargo, el ambiente entre ellos se volvió incómodo y tenso. Merino, con su agudeza, pronto se dio cuenta del cambio en la relación entre los dos. Intentó bromear con ellos, aliviando un poco la tensión. Pero en lo más profundo de su ser, Joaquín seguía preocupado. No quería herir a Gema, la chica que amaba.
Mientras tanto, Gema no se sentía bien. Notaba el cambio en la actitud de Joaquín y Miriam. Algo estaba sucediendo que ella no sabía. Gema decidió investigar. Comenzó a buscar pistas pequeñas para confirmar sus sospechas. Al mismo tiempo, Patricia Lambert estaba llevando a cabo un plan secreto. Había aprovechado el encuentro con Jesús para recopilar información sobre su empresa. Con esta información, planeaba lanzar un ataque contra sus competidores.