A la mañana siguiente, Don Pedro se sentía inquieto. No podía mantener este secreto, pero tampoco sabía por dónde empezar. Finalmente, decidió hablar con Mateo, su único hijo, para aliviar su corazón. “Hijo, necesito decirte algo… Creo que me he enamorado de Digna”, dijo con voz grave y triste. Mateo miró a su padre, atónito. “¿Estás hablando de Digna… la matriarca de la familia Merino? ¡Pero tú tienes a mamá!” Pedro suspiró, con un profundo dolor: “Lo sé, Mateo. Pero a veces el corazón sigue caminos que la razón no puede controlar”. Mateo se levantó de golpe, sacudiendo la cabeza con decepción: “No puedo creer que digas eso. ¡Has traicionado a mamá! ¡Ella dedicó toda su vida a estar contigo, y así es como le pagas?”
Las palabras de Mateo fueron como una daga que atravesó el corazón de Don Pedro. Se dio cuenta de que había causado una herida profunda en su familia. En los días siguientes, el ambiente en la casa se volvió tenso. Don Pedro intentó reparar su relación con su hijo, pero Mateo seguía distante. Mientras tanto, Digna también enfrentaba dificultades. No quería herir a la familia Merino, pero tampoco podía renunciar a los sentimientos que tenía por Don Pedro. Entre el amor y la responsabilidad, estaba profundamente confundida. Una noche, Digna buscó a Don Pedro. “Pedro,” dijo con la voz temblorosa, “No podemos seguir así. Nuestros hijos están sufriendo.” Don Pedro abrazó a Digna con fuerza. “Lo sé, mi amor. Haré todo lo posible para corregir mis errores.”
Tras mucho reflexionar, Don Pedro decidió renunciar a su amor por Digna. Comprendió que la familia era lo más importante. Se disculpó con Mateo y prometió estar siempre a su lado. Con el tiempo, Mateo empezó a perdonar a su padre. Entendió que todos pueden cometer errores. Lo importante es saber corregirlos y aprender de ellos. Don Pedro y Digna mantuvieron una buena amistad. Cuidaban juntos el jardín y compartían historias de la vida. Aunque no pudieron estar juntos, su cariño permaneció intacto. La historia de Don Pedro y Digna es una lección de amor, responsabilidad y sacrificio. Demuestra que, a veces, debemos renunciar a lo que amamos para proteger a quienes amamos.