En el tranquilo pueblo de La Promesa, Mateo y Claudia esperaban con ansias el nacimiento de su primer hijo, llenos de felicidad. Mateo, un hombre amable y trabajador, se desempeñaba como conductor de camión. Claudia, una joven dulce y optimista, era enfermera en el hospital. Juntos, habían disfrutado de meses de felicidad, soñando con un futuro brillante para su hijo que estaba por nacer. Un día, Mateo conducía su camión cargado por la autopista cuando, de repente, sufrió un percance. Los frenos del vehículo fallaron, lo que hizo que el camión perdiera el control. Mateo luchó con todas sus fuerzas para evitar otros vehículos, pero no pudo evitar que el camión se estrellara contra una roca.
En el hospital, Claudia estaba trabajando cuando recibió la terrible noticia. Se sintió horrorizada y angustiada al enterarse de que Mateo había sufrido un accidente grave. Rápidamente corrió hacia el lugar del accidente, con el corazón lleno de preocupación. Al llegar, Claudia vio a Mateo inconsciente sobre el suelo, rodeado de los restos del camión. Corrió hacia él, llamándolo por su nombre, pero no recibió respuesta. Los médicos y enfermeras intentaban reanimar a Mateo, pero su estado era crítico. Claudia sentía como si su corazón se estrechara. Se preocupaba no solo por la vida de Mateo, sino también por el bebé en su vientre. Rezaba para que ambos estuvieran a salvo.
Mientras tanto, en la fábrica, Tasio, el jefe de Mateo, se enfureció al conocer la noticia del accidente. Culpa a Felipe, el encargado de la seguridad del camión, por no hacer bien su trabajo. Tasio y Andrés, el hermano de Mateo, discutieron acaloradamente sobre el despido de Felipe. Claudia enfrentaba el dolor y la ansiedad mientras esperaba noticias de Mateo. No sabía si él sobreviviría, y si lo hacía, si su bebé estaría a salvo. Sentía como si estuviera viviendo una pesadilla, incapaz de creer lo que estaba sucediendo. El tiempo pasaba, minuto tras minuto, y Claudia sentía que envejecía cada día. No podía comer, ni dormir, ni concentrarse en nada más que en Mateo y su bebé. Solo deseaba verlos, abrazarlos, y escuchar sus risas.
Finalmente, después de largos días de espera, Claudia recibió buenas noticias. Mateo había despertado y estaba en proceso de recuperación. Sin embargo, su hijo no había sobrevivido al shock del accidente. Claudia se sintió devastada, pero sabía que debía ser fuerte por Mateo. Mateo tardó mucho tiempo en recuperarse completamente. Tuvo que someterse a varias cirugías y sesiones de fisioterapia. Pero con el apoyo de Claudia y su familia, comenzó a recuperar su salud poco a poco.