Patricia entró en la oficina de Jesús con el corazón pesado. Después de intensas negociaciones, había decidido regresar a trabajar en Perfumerías De la Reina. Aunque aún tenía muchas dudas, la esperanza de llegar a un acuerdo justo con Jesús la impulsaba a seguir adelante. Cuando mencionó el contrato personal, los ojos de Jesús mostraron un atisbo de evasión. En lugar de dar una respuesta clara, desvió la conversación hacia los planes futuros de la empresa. Patricia sintió que algo no estaba bien, pero trató de reprimir sus emociones. Justo en ese momento, Begoña entró en la oficina. Se intercambiaron miradas, una mirada llena de insinuaciones que Patricia no pudo comprender. Begoña sonrió a Patricia, una sonrisa amistosa pero que contenía algo de reserva. “Tenemos algunas ideas nuevas para la empresa”, dijo Jesús, mirando a Begoña. “Creo que ella sería una gran colaboradora.”
Patricia sintió como si la estuvieran excluyendo de la conversación. Intentó interrumpir, repitiendo lo del contrato, pero Jesús la ignoró por completo. Continuó hablando sobre sus planes con Begoña, sin prestarle atención a la presencia de Patricia. Enfurecida y decepcionada, Patricia decidió salir de la oficina. Necesitaba tiempo para reflexionar sobre lo que acababa de suceder. Sentía que la habían engañado. Jesús había aprovechado su confianza para cumplir sus propios intereses. En los días siguientes, Patricia comenzó a investigar más sobre la relación entre Jesús y Begoña. Descubrió que se conocían desde hacía tiempo y que mantenían una relación muy cercana. Begoña era una gran inversora y estaba tomando el control de la empresa.
Patricia se dio cuenta de que había cometido un gran error al confiar en Jesús. Él nunca tuvo la intención de cumplir sus promesas. Se sintió traicionada y herida. Sin embargo, Patricia no era de las que se rendían fácilmente. Decidió que no dejaría que Jesús saliera vencedor. Buscaría una forma de recuperar lo que merecía. Con la ayuda de algunos abogados, Patricia comenzó a recopilar pruebas sobre las acciones fraudulentas de Jesús. También se puso en contacto con otros inversores para buscar su apoyo. Finalmente, Patricia tuvo éxito. Demostró que Jesús la había engañado a ella y a los demás. Jesús fue obligado a renunciar y abandonar la empresa. Patricia se convirtió en la nueva directora de Perfumerías De la Reina.