Don Pedro y Digna, dos almas perdidas en matrimonios infelices, encontraron armonía el uno en el otro. El amor floreció entre ellos, como un rayo de sol que disipa la oscuridad que los rodeaba. Evitaron las miradas curiosas y se refugiaron en pequeños rincones privados para estar más cerca el uno del otro. Sin embargo, esa felicidad frágil se rompió rápidamente cuando Digna descubrió una dolorosa verdad: Don Pedro aún no se había divorciado. El dolor desgarró su corazón. Digna rechazó convertirse en la tercera persona, ella quería un amor verdadero, sin ataduras. Aunque su corazón aún la vinculaba a él, decidió poner fin a la relación.
Don Pedro sufrió profundamente al ver partir a Digna. Se dio cuenta de que su amor por ella era más profundo de lo que había imaginado. Comprendió que necesitaba tomar una decisión definitiva. En medio de la incertidumbre, un gran evento ocurrió en la familia de Don Pedro. Su padre cayó gravemente enfermo y necesitaba cuidados. Don Pedro tuvo que regresar a su ciudad natal. Digna, a pesar de sus heridas emocionales, no pudo quedarse de brazos cruzados viendo a su amado enfrentar las dificultades solo. Decidió acompañarlo. Al regresar a la casa de su infancia, Don Pedro sintió que entraba en otro mundo. Los recuerdos de su niñez volvieron, junto con una profunda tristeza. Se dio cuenta de que la vida que llevaba era solo una cáscara vacía.
Durante el tiempo que pasó cuidando a su padre, Don Pedro y Digna se acercaron cada vez más. Compartieron alegrías, tristezas y comenzaron a conocerse mejor. Su amor creció, convirtiéndose en la fuerza que los impulsaba a superar todas las adversidades. Cuando su padre falleció, Don Pedro enfrentó una decisión crucial: ¿continuaría con su matrimonio actual o elegiría la felicidad junto a Digna? Después de muchas noches de reflexión, tomó su decisión final. Se divorciaría y estaría con Digna. Esta decisión no fue fácil. Don Pedro tuvo que enfrentarse a la oposición de su familia, amigos y a los rumores de la sociedad. Sin embargo, no se arrepintió de su elección. Creía que la felicidad con Digna era lo más importante. Finalmente, Don Pedro y Digna pudieron estar juntos. Celebraron una boda íntima, con la presencia solo de sus seres más cercanos. Comenzaron una nueva vida, llena de esperanza y planes para el futuro.