En el espléndido espacio de la iglesia, Catalina, la hermosa hermana de Manuel, se encuentra ante una decisión importante. Está a punto de casarse con Pelayo, un hombre al que ama profundamente. Sin embargo, también siente una inquietud vaga por tener que alejarse de su familia.
Jana, la hermana mayor, observa a Catalina con una mirada llena de preocupación. Entiende los sentimientos de su hermana y siente la presión de las expectativas que vienen con su nuevo rol. Jana quiere que Catalina sea feliz, pero también teme perder la cercanía con ella. Después de la boda, Catalina y Pelayo se dirigen a una ciudad lejana para comenzar una nueva vida. Jana siente un vacío y soledad. Extraña las conversaciones alegres con Catalina, las sesiones de cocina juntas y los momentos de compartir tanto las alegrías como las tristezas.
Un día, Jana recibe una carta de Catalina. En la carta, Catalina comparte su vida en la nueva ciudad. Habla sobre las dificultades y desafíos que enfrenta, pero también menciona la felicidad y emoción de vivir junto a la persona que ama. Jana se siente reconfortada al leer la carta de Catalina. Se da cuenta de que, aunque Catalina esté lejos de casa, su amor sigue presente. Jana decide no dejar que la nostalgia le impida vivir su propia vida. Comienza a concentrarse en su trabajo y en sus relaciones sociales.