En un pequeño y tranquilo pueblo, ocurrió una tragedia cuando Paco, un joven hombre, fue asesinado en un accidente de tráfico. José Juan, el mejor amigo de Paco, se sumió en el dolor y el odio. Creía que Martina, la esposa de Paco, era la responsable del accidente. José Juan decidió vengar la muerte de su amigo. Tomó una pistola y se dirigió a la casa de Martina. La encontró sentada en la sala de estar, leyendo un libro. José Juan levantó la pistola y la apuntó hacia ella. Martina vio la pistola y se asustó. Intentó explicarle a José Juan que no tenía nada que ver con la muerte de Paco. Pero José Juan no la escuchó. Estaba demasiado enojado y dolido para oírla.
Justo en ese momento, Julia, una amiga de ambos, José Juan y Martina, apareció. Ella había visto a José Juan entrar en la casa de Martina y se preocupó por él. Julia entró en la sala y vio la escena frente a ella. Gritó y corrió hacia José Juan. Intentó quitarle la pistola de las manos, pero José Juan se resistió. La lucha entre José Juan y Julia se volvió tensa. José Juan intentó dispararle a Martina, pero Julia bloqueó la bala. Julia resultó herida, pero siguió luchando. Finalmente, José Juan, cansado, dejó caer la pistola. Miró a Martina con ojos llenos de odio, pero no pudo dispararle.
Julia respiró con dificultad y miró a José Juan. Le dijo que no podía dejar que el odio destruyera su vida. Le dijo que tenía que perdonar a Martina y seguir adelante. José Juan miró a Julia con admiración. Sabía que ella tenía razón. Había dejado que el odio nublara su juicio. José Juan bajó la pistola y se dio la vuelta para irse. Salió de la casa de Martina y caminó hacia la oscuridad. Julia observó a José Juan y suspiró aliviada. Sabía que había evitado una tragedia. José Juan se enfrentó a la elección entre el odio y el perdón. Eligió perdonar, y fue la decisión correcta.