La noche cayó sobre el palacio como una pesada manta, pero la tranquilidad fue interrumpida por la llegada de José Juan. Ebrio y desequilibrado, tropezó con todo lo que se cruzaba en su camino, sembrando el caos en la mansión. En un arranque de sinceridad, o quizás de locura, le confesó a Lorenzo, su cuñado, un secreto que sacudió los cimientos de su familia: Curro y Martina mantenían una relación amorosa. Lorenzo, al principio, lo consideró un delirio más de su cuñado ebrio. Sin embargo, la semilla de la duda había sido sembrada. Conocía el carácter impulsivo y a veces descontrolado de José Juan, pero también sabía que el hombre no solía mentir sobre asuntos tan delicados. A partir de ese momento, Lorenzo comenzó a observar a Martina con ojos desconfiados, buscando cualquier señal que confirmara o desmintiera las palabras de José Juan.
Mientras tanto, Manuel, el mayordomo de confianza de la familia, se percató del estado deplorable de José Juan y de las consecuencias que esto podría tener en la familia. Intentó razonar con él, convenciéndolo de que abandonara sus planes de boda con Martina. Sin embargo, José Juan se mostró inflexible, asegurando que el matrimonio era esencial para sus planes. Manuel intuyó que detrás de esa insistencia se escondía algo más, una razón oculta que el hombre se negaba a revelar. El conflicto entre José Juan y Manuel reavivó viejas rencillas entre este último y Lorenzo. Ambos hombres, unidos por un profundo respeto hacia la familia, se encontraron ahora en bandos opuestos. José Juan, con su comportamiento errático, se había convertido en un enemigo común.
La tensión en el palacio era palpable. Los secretos y las sospechas se entrelazaban, creando un ambiente de desconfianza. Martina, ajena a todo esto, se convirtió en el centro de una tormenta que no había provocado. Mientras tanto, Curro, consciente de la delicada situación, intentaba mantener una distancia prudente de Martina, temiendo las consecuencias de su relación. Un día, mientras exploraba los archivos de la familia, Lorenzo descubrió un documento que lo dejó atónito. Se trataba de una carta escrita por el abuelo de José Juan, en la que se revelaba un antiguo conflicto entre las familias de José Juan y Manuel. El contenido de la carta sugería que los problemas actuales eran el resultado de una venganza que se había transmitido de generación en generación.