La atmósfera sombría que envolvía el pequeño pueblo se volvió aún más pesada cuando Julia, la niña adorable que siempre traía risas, comenzó a debilitarse. La fiebre alta no cedía, y todos los antibióticos eran inútiles contra la cruel enfermedad que destruía su pequeño cuerpo. En medio de la crisis, Jesús y Begoña, dos personas que habían tenido un profundo desacuerdo, decidieron dejar de lado sus enemistades para salvar a Julia. ‘Debemos trabajar juntos por Julia,’ dijo Jesús, apretando la mano de Begoña.
Llevaron a Julia a un médico más especializado en la ciudad grande, pero las esperanzas comenzaron a desvanecerse cuando el médico les informó: ‘El estado de la niña es muy grave. Solo un milagro podría salvarla.’ Begoña rompió en llanto, mientras Jesús apretaba su mano, tratando de mantener el ánimo de ambos. Mientras tanto, Claudia, atrapada en el dolor de la pérdida, comenzaba a darse cuenta de que el arrepentimiento no podía cambiar el pasado. Empezó a involucrarse en el cuidado de Julia, con la esperanza de hacer algo para redimirse. Marta, después de pensarlo mucho, decidió enfrentarse a Santiago. Sabía que este camino estaba lleno de peligros, pero por Fina y por la justicia, estaba dispuesta a sacrificarlo todo. En otro giro, Andrés, el mejor amigo de Mateo, finalmente descubrió la verdad sobre la muerte de su amigo. Se dio cuenta de que había una fuerza oscura actuando en el pueblo, y Mateo se había visto envuelto sin querer en sus intrigas. Andrés decidió que no dejaría a los culpables libres, y comenzó a investigar por su cuenta.
Mientras tanto, un anciano curandero que vivía oculto en el bosque era conocido por tener la capacidad de sanar enfermedades incurables. Siguiendo el consejo de una anciana del pueblo, Jesús y Begoña decidieron buscarlo. El viaje fue arduo, pero trajo consigo una chispa de esperanza. Finalmente, después de mucho esfuerzo, el curandero encontró un remedio especial para curar a Julia. Con la dedicación de todos, la salud de la niña comenzó a mejorar. Todo el pueblo resucitó al ser testigos de un milagro. Mientras tanto, Marta había logrado derrocar a Santiago y llevarlo ante la justicia. Andrés también encontró pruebas que demostraban la inocencia de Mateo y de sus amigos.