En el ambiente tenso de la mansión, Julia, una joven sirvienta, reveló accidentalmente a José Juan, otro sirviente, los sentimientos secretos de Curro hacia Martina. Ella no sabía que su impulsiva acción provocaría un torbellino que sacudiría toda la mansión. José Juan, quien albergaba una envidia latente hacia Curro, aprovechó rápidamente esta oportunidad para vengarse. No dudó en informar sobre este asunto al Capitán, un hombre de temperamento explosivo que siempre buscaba hacerle la vida difícil a los sirvientes.
La noticia sobre los sentimientos de Curro se difundió rápidamente. El Capitán, que ya no simpatizaba con Curro, encontró una nueva razón para intimidarlo y castigarlo. Curro se vio atrapado en una situación extremadamente peligrosa, enfrentando burlas, castigos severos y amenazas por parte del Capitán. Mientras tanto, Martina comenzó a darse cuenta de los verdaderos sentimientos de Curro hacia ella. Le dolió ver cómo él sufría por su amor. Martina decidió proteger a Curro, pero no sabía cómo enfrentarse al Capitán, un hombre poderoso y despiadado. Para defender a Curro, Martina buscó a Julia y la confrontó sobre la revelación del secreto. Julia se arrepintió de su acción y prometió ayudar a Martina a resolver el asunto. Juntas, idearon un plan para demostrarle al Capitán que los sentimientos de Curro eran sinceros y que no tenían intención de hacerle daño a nadie.
Mientras tanto, Curro seguía soportando todas las dificultades. No quería que Martina se viera involucrada en todo esto. Sin embargo, el amor de Martina por él la hizo decidir no rendirse. Finalmente, Martina encontró una manera de resolver el problema. Organizó una pequeña fiesta a la que todos en la mansión debían asistir. En la fiesta, Martina se puso frente a todos y expresó públicamente sus sentimientos por Curro. También dejó claro que no le importaba el estatus ni el poder, solo quería estar con el hombre que amaba.