La puerta de la habitación se cerró de golpe, dejando a Orhan e Ifakat en el pasillo largo, con el corazón pesado. Sus miradas se encontraron, llenas de preocupación y determinación. Orhan fue el primero en hablar: “Tenemos que encontrar a Ferit ahora mismo, Ifakat. Papá está muy enojado, si no hacemos nada, la situación solo empeorará.” Ifakat asintió, de acuerdo. Ambos comenzaron a revisar todo, con la esperanza de encontrar alguna pista sobre dónde podría estar Ferit. Registraron la habitación de Ferit, buscando cartas, trozos de papel, cualquier cosa que pudiera revelar su paradero. Pero todo fue en vano.
Mientras tanto, Ferit vagaba por las calles concurridas de Estambul. Se sentía perdido y solo. La bofetada de su padre le había herido profundamente, y no quería regresar a casa. Ferit fue a lugares familiares, a las esquinas de las calles donde solía ir con sus amigos, esperando encontrar algo de consuelo. En un pequeño café, Ferit se encontró casualmente con un viejo amigo, Cemal. Cemal era un chico inteligente y talentoso, pero con una vida algo complicada. Cemal había ayudado mucho a Ferit en el pasado, y ahora una vez más le extendió los brazos para acogerlo.
Cemal llevó a Ferit a su casa. Allí, Cemal lo cuidó con esmero. Juntos compartieron las dificultades y las tristezas de la vida. Ferit sentía que ya no estaba solo. Mientras tanto, Orhan e Ifakat seguían buscando incansablemente a Ferit. Habían preguntado a los amigos y familiares de Ferit, pero nadie sabía dónde estaba. Finalmente, decidieron pedir ayuda a la policía. Un día, mientras trabajaba en un pequeño café, Cemal vio por casualidad la imagen de Ferit en la televisión. Era una noticia sobre un niño desaparecido. Cemal lo reconoció de inmediato como Ferit. Sin dudarlo, Cemal llamó a la policía.
La policía llegó rápidamente a la casa de Cemal y llevó a Ferit de regreso. Al reunirse con sus padres, Ferit se sintió arrepentido por haberlos preocupado. Abrazó a su madre y pidió disculpas. Halis miró a su hijo, su corazón lleno de emoción. Se dio cuenta de que había sido demasiado impaciente y había tratado injustamente a sus hijos. Finalmente, la familia Halis se reunió. Se sentaron juntos, compartiendo sus emociones y sentimientos. Halis pidió perdón a sus hijos por haberse encolerizado. Orhan y Ferit también pidieron perdón a su padre por haberle causado preocupaciones.